Para lanzar el Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de Ecosistemas, el PNUMA ha publicado este informe de síntesis como un llamado a la acción para que todos se unan al movimiento #GeneraciónRestauración, con el fin de prevenir, detener y revertir la degradación de los ecosistemas en todo el mundo.
Únete a la #GeneraciónRestauración: Restauración de ecosistemas para las personas, la naturaleza y el clima sintetiza la evidencia del estado de degradación de los ecosistemas del mundo y detalla las recompensas económicas, ambientales y sociales que la restauración puede traer.
El informe muestra que la restauración de los ecosistemas, lejos de ser simplemente algo que “conviene tener”, es necesaria a gran escala para lograr la agenda de desarrollo sostenible. La sobreexplotación de los recursos naturales está arraigada en la economía y los sistemas de gobernanza, y la degradación resultante está socavando los logros en materia de desarrollo obtenidos con tanto esfuerzo y amenazando el bienestar de las generaciones futuras.
Los países deben cumplir con sus compromisos actuales de restaurar 1000 millones de hectáreas de tierras degradadas y hacer compromisos similares para las áreas marinas y costeras. La restauración de los ecosistemas es una de las formas más importantes de ofrecer soluciones basadas en la naturaleza para la seguridad alimentaria, la mitigación y adaptación al cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
No será rápido ni fácil, y se necesitarán cambios profundos en todo, desde la forma en que medimos el progreso económico hasta cómo cultivamos alimentos y qué comemos. Pero la belleza de la restauración de los ecosistemas es que puede suceder a cualquier escala, y todos tienen un papel que desempeñar.
Ante la triple amenaza del cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación, el mundo debe cumplir su compromiso de restaurar al menos 1000 millones de hectáreas de tierras degradadas en la próxima década, un área del tamaño de China, aproximadamente.
Necesitamos recortar las emisiones de gases de efecto invernadero a casi la mitad antes de 2030 para mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C y evitar sus impactos más peligrosos.